Marco van Basten, cuyo nombre completo es Marcel van Basten, vino al mundo el 31 de octubre de 1964 en Utrecht, una ciudad de 300.000 habitantes situada en el centro de los Países Bajos. Empezó a jugar al fútbol a los siete años en un club local de nombre EDO. Probablemente ya entonces hubo algún experto que se quedó fascinado ante el talento que atesoraba aquel chiquillo.
Un año después, Van Basten fichó por el UVV Utrecht, donde estuvo casi la totalidad de su juventud. Tras pasar en el Elinkwijk Utrecht, donde jugó en la temporada 1981/82, el espigado delantero recaló en el Ajax de Ámsterdam, donde acabaría por convertirse en un jugador de clase mundial.
Estreno como profesional a los 18 años
El ariete debutó como profesional en el Ajax en abril de 1982. A sus 18 años, Van Basten sustituyó en aquel partido nada menos que a la leyenda del fútbol holandés Johan Cruyff. En cualquier caso, el delantero no se dejó impresionar y contribuyó con un tanto al rotundo 5-0 que su equipo infligió al NEC Nijmegen.
En la temporada 1982/83, el joven talento se vio eclipsado por Wim Kieft, junto al que unos años más tarde se proclamaría campeón de Europa de selecciones. Aun así, Van Basten anotó nueve goles en 20 partidos. Tras la venta al Pisa Calcio italiano de Kieft, internacional en 43 ocasiones, llegó definitivamente el momento de Marco van Basten.
Un fenómeno en el área rival
El delantero se proclamó máximo goleador de la primera división holandesa cuatro años seguidos, y no sólo se convirtió en un ídolo para la afición de la capital de su país, sino que adquirió renombre internacional como el mejor artillero de los años ochenta. En 1986, Van Basten se proclamó máximo goleador de Europa después de anotar 37 goles en 26 partidos. En los choques contra el Sparta de Rotterdam y el Heracles de Almelo, el insaciable cazagoles logró seis y cinco dianas, respectivamente.
Luego de ganar tres ligas y tres copas holandesas, el ariete coronó su etapa en el club albirrojo con la conquista de la Recopa de Europa en 1987. En la final, frente al FC Lok Leipzig, Van Basten anotó el tanto que dio la victoria a los de Ámsterdam.
Rumbo a Italia
Tras este éxito y después de marcar 128 goles en 133 partidos, Van Basten fichó junto con su compatriota Ruud Gullit (procedente del PSV Eindhoven) por el AC Milan. Un año después se unió a ellos en las filas de los Rossoneri el también holandés Frank Rijkaard, que completó así el que ha sido quizás el mejor trío de la historia del fútbol europeo.
En la Serie A, Van Basten comenzó a sufrir los problemas físicos que años después acabarían por llevarlo a una amarga y, sobre todo, prematura retirada del fútbol. Aquella temporada, el club lombardo conquistó su primer título de liga en ocho años, aunque el internacional holandés, aquejado de continuas molestias en el tobillo, sólo pudo disputar once partidos.
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